Tu potencial está en Dios

Isaac Newton dijo en una ocasión lo que se conoce como la Ley del Movimiento.  Esta ley dice que un objeto en reposo permanece en reposo, y uno en movimiento permanece en movimiento, a la misma velocidad y dirección, a menos que sea coaccionado por una fuerza externa, mayor, desbalanceada, una fuerza suficientemente grande que lo mueva.  Así que el cambio de movimiento requiere de una fuerza mayor que te mueva a hacer algo.  El problema de muchos es que no han encontrado la fuerza mayor que los mueva a hacer algo.

 

Una montaña rusa, sube y llega al pico arriba, y mientras más alta es la montaña, más rápida debe ser la caída; mientras más baja, más lenta.  Porque la altura determina la fuerza que va a tomar; por lo tanto, posición es igual a potencial.  Mientras más alta sea la posición, más energía debe tener.  Posición determina potencial.  Mientras más alto estés, tienes el potencial de ir más rápido.  Si estás más bajo, no tienes tanto potencial.  Dios nunca cambia tu condición, antes de cambiar tu posición.

 

Cuando tú aceptas a Cristo como salvador, la Biblia dice que eres trasladado del reino de las tinieblas a la luz admirable.  Dios te cambia de posición.  Pero posición es potencial.  Estabas abajo y Dios te puso arriba, y ahora tú ves el potencial de lo que puedes llegar a ser.  La pregunta es, después que estás arriba y ya has visto tu potencial, ¿qué fuerza es más grande, la que te empuja hacia delante, o la que te hala hacia atrás?

 

Este mensaje te posiciona en un lugar donde nunca antes habías estado.  La pregunta es si la fuerza que va hacia delante te empuja más que la que quiere echarte hacia atrás.  Lamentablemente, la respuesta es que la mayoría de las veces la fuerza que te echa hacia atrás es más fuerte.  Por eso es que no has visto progreso en tu vida, porque no has estado dispuesto a hacer lo que tienes que hacer para llegar al otro lado.  Has visto el potencial porque Dios te ha posicionado, pero no te has atrevido a soltarte para poder alcanzar lo que Dios tiene para tu vida.

 

Hay una fuerza, un potencial grandioso que Dios tiene para ti.  Dios te ha cambiado de posición, te ha puesto en un lugar para ver otras cosas.  La pregunta es si estás dispuesto a hacer lo que tienes que hacer.

 

En Lucas 18  nos habla de un joven rico que le dijo a Jesús: yo quiero la misma clase de vida que tú tienes.  Este joven había alcanzado mucho, pero vio a Jesús y se dio cuenta que había algo que él no había alcanzado.  Así que, Jesús, pasando frente a él lo puso en ese pico de la montaña rusa, y le dijo: esto es lo que puedes llegar a hacer.  El joven preguntó qué tenía que hacer para alcanzar eso.  Y Jesús respondió: cumple con todos los mandamientos.  El joven dijo: todo eso ya lo he hecho.  Pero, si tú has hecho todo lo que has hecho, y aún Dios no te ha dado lo que quieres, es porque hay algo que te falta hacer.  Jesús le dijo: Una cosa te falta.

 

Entre la vida que tienes y la que debes tener, siempre lo que te hace falta es una cosa.  Lo que pasa es que no estamos dispuestos a hacerlo.  Quieres prosperar, pero nunca diezmas.  ¿Qué otra clave te damos?  Has trabajado toda tu vida.  Pues trabaja, diezma y ofrenda, ahorra.  Pero no lo haces; no lo quieres hacer.  Tu matrimonio no está donde debería estar porque siempre te falta una cosa.  Cuando ves el potencial, tienes que mirar qué es lo que te falta para alcanzarlo.  La pregunta es si estás dispuesto a hacerlo.  Cuando Jesús le dijo: una cosa te falta: vende todo lo que tienes y tráelo para darlo a los pobres; el hombre se entristeció, se fue para atrás en la montaña rusa.  Volvió a todo lo que él ya era, sabiendo todo lo que podía ser.  Y qué mala vida es cuando por tu propia decisión nunca llegas a ser todo lo que podrías ser, pero siempre le estás echando la culpa a otro de no ser lo que tú deberías ser, porque tú no has hecho la única cosa que te falta.

 

Una cosa te falta.  Hazlo.  Dios siempre te pone para que tú veas el potencial y te atrevas a lanzarte hacia al frente.

 

En el capítulo 19 vemos a Zaqueo, un hombre bajo de estatura, que se enteró que Jesús iba a pasar, y se subió a un árbol para alcanzar a verlo.  Qué diferencia entre el joven rico que lo vio de abajo, y Zaqueo, que lo vio de arriba.  Cuando Zaqueo lo vio desde arriba, desde el árbol, Jesús lo vio y se detuvo y vio la actitud de aquel hombre.  Tenía mucha gente cerca y nadie mostró tanto interés en verlo como aquel hombre.  Y Jesús le dijo: hoy es necesario que yo vaya a tu casa.  Y Zaqueo bajó inmediatamente.  Porque mientras más alto tú estés, más rápido te vas a mover.  Y ya en casa de Zaqueo, Jesús no dijo nada sino hasta que Zaqueo hizo algo.  Zaqueo dijo: todo lo que he robado, lo voy a devolver, voy a pagar para atrás y aún más.  Después de eso, entonces, Jesús dice: hoy ha llegado la salvación a esta casa.  No es que la salvación sea por obras, pero el hacer algo demuestra que algo provocó el querer; y el querer provoca el hacer, y cuando tú haces es que tu vida cambia.  En el capítulo 18 hubo alguien que quería, pero no estuvo dispuesto a hacer.  En el 19 hubo uno tan inspirado por lo que vio, que estuvo dispuesto a hacer.

 

Tú has visto el potencial de tu vida, lo que no has estado es suficientemente motivado para hacer.  Dios te hizo para que tú llegues a ser alguien.  Y si tú estás vivo hoy, deberías también estar dispuesto a hacer lo que tengas que hacer para levantarte.  Aprovecha tu tiempo, prepárate, progresa.  Algún día podrás disfrutar en grande.  La pregunta es si lo quieres tanto como para hacer lo que tienes que hacer.  ¿O será que hay una fuerza mayor que te mueve?  Tú fuiste una fuerza tan grande en el corazón de Dios, que Él dio a su Hijo por ti.  Pero ¿es Él una fuerza tan grande para ti como para tú hacer algo por Él?

 

El paralítico de Betesda llevaba treinta y ocho años esperando que el ángel moviera las aguas, pero nunca aquello fue razón suficientemente fuerte para moverlo.  Pero un día Jesús se paró frente a él, y le dio una palabra.  Que esta palabra hoy sea tan poderosa que te haga moverte a hacer lo que nunca has estado dispuesto a hacer y que sabes que te falta para que tu vida cambie.

DIOS ES NUESTRA FORTALEZA!!

Autor: D.R.A.

Déjanos tu comentario

Tu dirección de mail no será publicada.