JESÚS – Mirando el cuadro completo

Cuando vemos la Biblia, podemos notar patrones que se repiten. Hay cuatro Evangelios, cuatro formas de ver a Jesús; y hay cuatro ocasiones en la Biblia en que aparece una palabra, que en la versión en inglés es behold o mira. Si creemos que el Nuevo Testamento es el cumplimiento de lo que el Señor venía diciendo con los profetas, y que Jesús es el Mesías que los profetas habían dicho –Emmanuel, Dios con nosotros – si creemos que cuando el profeta Isaías dijo que un niño es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre sus hombros, no estamos esperando que sea otro, entendemos que está hablando de Jesús; en esa descripción vemos todo lo que él hizo, lo que habló, lo que cumplió. Y así, a través de las profecías de la Biblia, podemos observar referencias constantes donde apuntan a la persona de Jesús. Para nosotros es fácil mirarlo, pero no para todo el mundo lo es; y por eso es que no todo el mundo experimenta la transformación que debe experimentar.

“9 Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” Zacarías 9:9

Ese alégrate en inglés es la palabra behold, que sería mirad. Y ¿quién cumplió esa promesa? ¿Quién entró en un asno? Jesús. Jesús viene cumpliendo todas las profecías.

“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.” Isaías 42:1

Ese he aquí en inglés es también la palabra behold. Los profetas buscaban que el pueblo viera, que supiera las características de lo que verían, para que lo reconocieran. Pero llegó Jesús y no lo reconocieron porque no se parecía en nada a lo que ellos esperaban. Por eso, cuando se para frente a Jerusalén, comienza a llorar, y dice: Por cuanto perdieron el día de su visitación; no me reconocieron; no se dieron cuenta quien yo era.

“12 Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová.” Zacarías 6:12

Ese he aquí es también behold. Hablaba de construir el templo; no el físico, sino del espíritu; que nosotros seríamos el templo del Espíritu, que él habitaría dentro de nosotros.

“9 Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!” Isaías 40:9

Ese ved aquí en el original es behold. Los profetas lo que hacían era usar todo el tiempo descripciones para que el pueblo pudiera mirar.

En Ezequiel 1:5-20, el profeta describe lo que vio, y habla de cuatro caras, cuatro seres; los estudiosos concuerdan que simbolizaban quién era Jesús. Uno tenía cara de león; y él es el León de Judá. A través de las profecías, se apuntaba al Mesías que vendría, porque los profetas querían que el pueblo lo viera. El problema fue que lo vieron y no lo reconocieron.

“18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18

Cuando el hombre peca, lo que pierde es la imagen, la proyección; ya no se ve como Dios. Y, cuando tú quieres que una persona cambie en su vida, lo que necesita recuperar es la imagen; tener una imagen ante sí, que modele lo que ellos deben ser. Pablo decía: Si miramos cara a cara al Señor y vemos esa imagen, vamos a ser transformados. Cuando tú lo ves a él cara a cara, cuando tú ves quien es él, cuando tú sabes quién es él, cuando tú lo puedes mirar, entonces, tú te transformas porque tú quieres conformarte a esa imagen.

¿Por qué es tan importante conocer de Jesús? Cualquiera puede saber de Jesús, pero conocerlo y poderlo ver cara a cara en cada una de sus expresiones es lo que te transforma. Es un contraste maravilloso saber que él era un rey, pero uno que vino a servir. Porque los reyes del mundo se adueñan de los hombres, pero el Rey que tú tienes, tenía toda autoridad, pero con un corazón de servicio; no era esclavo de nadie, pero era un servidor. Es maravilloso cuando podemos saber que él era el Hijo de Dios, y era el Hijo del Hombre; podemos mirar su humanidad, ver que dormía, comía, lloró, tuvo expresiones humanas constantemente y, a pesar de su humanidad, seguía siendo el Hijo de Dios; caminaba con autoridad en esta tierra. Cuando tú puedes ver esto, cuando tú lo ves a él cara a cara, entonces tú te transformas a todo lo que Dios quiere que tú seas.
DIOS ES BUENO!!

Autor: D.R.A.

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