La obediencia de Abraham

“8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” Hebreos 11:8

Dios le dijo a Abraham: Vete. En Génesis, todo lo que vemos a Dios decir es: Vete, sal. Le dice a Faraón: Deja a mi pueblo ir; Al pueblo: Salgan de aquí. En el desierto, Dios lo que quería era hacer del pueblo de Israel una nación diferente. La fe en Dios hace que tú salgas de los viejos patrones, y vivas totalmente diferente al resto de la sociedad; Tú no te comportas igual que el vecino, tú aceptas el llamado de Dios para tu vida, y comienzas a vivir diferente. El llamado de Dios a tu vida es a vivir diferente al mundo, un llamado a vivir a la manera de Dios. Y la única manera de hacer eso es a través de la obediencia.

La verdadera obediencia solo ocurre cuando tu mente consiente con la instrucción que se le está dando. La obediencia ocurre en dos niveles: En tu acción, y en tu corazón. Tú puedes obligar a tu hijo a hacer algo, pero él no quererlo hacer en su corazón; Así que, ese hijo no obedeció, sino que hizo algo por no meterse en problemas, pero en su corazón no obedeció. Y para que haya verdadera obediencia, tiene que haber el corazón y la acción envuelta. Dios te puede dar una instrucción, pero hasta que tu mente no consienta, no entre en acuerdo con la instrucción que se le dio, o haces algo externo por hacerlo, o en tu corazón estás esperando todas las razones para hacerlo.

Hasta que tu mente no consiente, no hay obediencia. Eso es lo grande de Abraham. Dios le dice que salga, y él obedece, sin saber. La mente no tenía todos los detalles para obedecer, pero la mente consintió para que él saliera. La fe obedece bajo la premisa de que Dios es el responsable de cumplir lo que te prometió, mientras tú obedezcas. Una de las razones por las que los hijos no obedecen es porque no creen en los padres; No creen que les vayan a dar recompensa por obedecer. Para que la mente consienta en obedecer, se dice que psicológicamente hay dos factores: Se razona para obedecer, o se inspira para obedecer. Se razona por conveniencia, pero la obediencia más efectiva no es por razonamiento, sino por inspiración. Tú no tienes todas las explicaciones, pero has sido inspirado de manera tal que no te queda más remedio que, por la promesa que se te ha hecho, obedecer, aunque no sepas cómo va a pasar. Muchos hijos no obedecen porque los padres están tratando de razonarlos hacia la obediencia, en vez de inspirarlos a obedecer.

Tú no puedes servir a Dios por una obediencia de razonamiento. Tú le sirves a Dios por una obediencia de inspiración. Todo el que sirve a Dios, en un principio, lo hace por inspiración; Luego dejan de servirle porque comienzan a razonar. No es lo mismo que te señalen por algo mal que estás haciendo, a que te inspiren diciéndote que eres hijo de Dios, dándote una imagen diferente, diciéndote que si corriges tu vida, Dios te va a dar favor y gracia. Comienzas a obedecer porque hay una inspiración que te dice que algo va a ser diferente, aunque tú no sepas cómo va a ser. Tú no sabes cómo Dios lo va a hacer, pero tú diezmas porque Él dice que va a abrir los cielos sobre ti y derramar bendición hasta que sobre y abunde. Esa inspiración es suficiente para tú hacerlo. Pero la promesa no es buena si tú no confías en quien promete. Para razonar, hace falta alguien de autoridad, pero para inspirarte, hace falta alguien en quien tú creas. Tú no puedes ir ante Dios con razonamiento, sino con confianza de que Él va a cumplir, aunque tú no sepas cómo.

Dios nunca pide que salgas de un lugar, sino que salgas para un lugar. A Abraham, le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, a la tierra que te mostraré. Porque no es salir por salir, sino salir para algo. Dios no dice: Los voy a sacar de la tierra de Egipto. Porque a Dios nunca le interesó sacarlos de Egipto, sino llevarlos a la tierra prometida. Pero en la tierra prometida, no creyeron que Dios fuera lo suficientemente fuerte y fiel para entregárselas; Entonces, pierden la inspiración y comienzan a razonar. Y si bajas tu fe al razonamiento, pocas cosas lograrás en tu vida, porque la mayoría de las cosas que Dios te va a dar, tú no sabes de dónde van a salir; Y si puedes explicar de dónde salieron, probablemente no fue Dios. Hay cosas que se han dado en tu vida que tú puedes identificar claves que aplicaste, pero a fin de cuentas, no sabes cómo fue que sucedieron. Tú te atreviste a salir, has hecho lo mejor que has entendido, y lo vas arreglando con Dios en el camino, pero no sabes a ciencia cierta, porque el día que sabes, entonces, tu obediencia es por razonamiento. ¿Quieres que tus hijos obedezcan? Sé de inspiración y cumple lo que prometes, pero no los trates de razonar a que obedezcan porque sus amigos les van a dar razones para que no lo hagan. Para inspirarlos, tienes que ser ejemplo. Se te enseña que si diezmas y ofrendas, vas a prosperar, y no es tu pastor el que tiene que cumplir; El que va a cumplir es Dios. Así que tú aprendes a inspirar basado en lo que Dios ha dicho para que Él sea el que cumpla.

Hay matrimonios frustrados porque la esposa está esperando que el esposo le dé la casa, pero el que te da la casa es el Dios al que tú le sirves. Tú tienes que creer que Dios lo va a hacer, con o sin crédito, de alguna forma milagrosa; Tú haces tu parte, y confías que Dios va a cumplir. Que te la denieguen las veces que sea, hasta que se cansen y te aprueben. La Biblia nos habla de una mujer que insistió, hasta que el juez consintió. Así que la fe que funciona es la fe de ser inoportuno. Vuelve y toca.

La mente tiene que consentir, pero no por razonamiento, sino por inspiración. Aprende a inspirar. La obediencia que es por razonamiento, no funciona. Muchos dejan de servir a Dios por eso. Te conviertes por inspiración, pero luego aprendes teología, sabes mucho, pero no alcanzas nada en tu vida. Puedes saber toda la Biblia, la puedes razonar, pero si la Biblia no te inspira, de nada te sirve. La obediencia por inspiración es la que logra que obedezcas por fe. Y Dios es experto en eso. Él es experto en decirte: Si sales de aquí, te llevo a la tierra que fluye leche y miel. Puede tardar cuarenta años, pero Dios te va a llevar.
DIOS ES BUENO!!

Autor: D.R.A.

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  1. Juan Carlos montero - 10/10/2019 at 7:39 am Reply

    Poderoso y oportuno mensaje como siempre amado amigo y pastor!

    Te abrazo y bendigo siempre,!

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