70 Eligió a David su siervo, Y lo tomó de las majadas de las ovejas; 71 De tras las paridas lo trajo, Para que apacentase a Jacob su pueblo, Y a Israel su heredad. 72 Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos.” Salmos 78:71-72
Este salmo describe dos cualidades sumamente importantes en la vida de todo líder, particularmente, creyente. En primer lugar, la integridad del corazón, del espíritu, de la mente, de la consciencia, que te permita vivir conforme a Dios y ser esa persona que Dios quiere que tú seas, a cargo de su grey, de sus ovejas. Y luego, nos habla de la pericia de sus manos. Es maravilloso tener gente íntegra de corazón, un corazón dedicado a Dios. Pero es peligroso que esa gente íntegra no tenga la pericia en las manos, las habilidades para poder llevar el trabajo.
David tenía una pericia en sus manos; era hábil para el liderato. Para liderar, por ejemplo, tú necesitas desarrollar la capacidad de trabajar con personas. No puedes pensar que vas a estar enajenado del contacto con la gente, de ayudarles, de motivarles. La Palabra nos da muchas herramientas en ese sentido. La oración, el ayuno, los principios espirituales nos preparan para momentos inesperados difíciles, nos guían en momentos en que no sabemos qué decisión tomar, qué consejo dar. El tener ese entendimiento de que necesitamos mucho más; el conocimiento de la palabra, los principios espirituales y también entender que trabajamos con personas y no con animales. Las personas tienen sentimientos, historias, tienen su propio momento en sus vidas. Y no podemos perder la sensibilidad al trabajar con las personas. David tenía muchas experiencias de vida que, muy seguramente, le ayudaban a conectar con las personas de una manera diferente.
Se han hecho estudios y se han creado listados de los retos que las iglesias van a tener que enfrentar o que han estado enfrentando en estos años. Estos retos se han modificado o intensificado por causa de la pandemia. Son tendencias que ya se veían por los pasados años, pero la pandemia los ha incrementado.
Los patrones de asistencia. La regularidad de la asistencia ha cambiado.
Los cambios de estilos de vida de las generaciones. Los Millennials, por ejemplo, no creen en comprar, sino en alquilar.
La inigualdad económica en la sociedad. En muchos países se ha hecho más complicado el subir de una clase a otra. Y la separación entre estas clases sociales se ha tornado más marcada, no tan solo naturalmente hablando, sino también ideológicamente.
El cambio y el aumento en la diversidad cultural o demográfica. Hay países donde la inmigración y la emigración es muy marcada.
Los cambios en la forma en que la gente se conecta con la iglesia. Durante esta pandemia hemos tenido Drive-In, Zoom, presencial, Facebook LIVE, YouTube e Instagram.
La presión por que la iglesia salga de sus cuatro paredes.
Cómo se forma al verdadero cristiano; el discipulado.
La forma creativa de financiar los proyectos.
Los cambios en la fuerza laboral de la iglesia.
Estos son solo algunos de los retos que enfrentan las iglesias hoy y para los que se requiere del debido adiestramiento para no sentirse perdido durante este tiempo. Pudiéramos caer en pensar que el trabajo diario en el ministerio, el realizar bautismos, bodas, dar consejería, nos mantendrá al día con lo último, con lo nuevo que está pasando; pero tenemos que levantar la cabeza para asomarnos a ver qué está pasando fuera de nuestras paredes, cuáles son las tendencias. Es como único, ante eventos inesperados como esta pandemia, podemos al menos tener una noción acerca de cómo movernos hacia delante.
DIOS ES BUENO !!