¿Dónde está tu ansiedad?

“6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7

Hay tres emociones que todos sentimos en algún momento: Depresión, miedo y ansiedad. Por lo general, la depresión se experimenta por eventos del pasado. No te puedes deprimir por eventos del futuro. Te ocurrieron cosas que pueden llevarte a proyectar un futuro oscuro, pero es por ese evento que te ocurrió. Miedo es algo que experimentas por lo que te está pasando en el momento. El miedo se vence según vas aprendiendo cómo resolver el problema, según vas caminando en medio de la dificultad. Los cristianos no esperamos a que se solucione el problema para vencer el temor porque nuestro temor lo vencemos porque sabemos que Dios camina con nosotros; en su presencia hay plenitud de gozo, descanso, alegría, y como caminamos con Él, Él nos liberta del temor. La ansiedad es el temor a lo que pueda ocurrir, a lo que pueda suceder. Es cuando comienzas a proyectar un futuro con problemas. El apóstol Pablo dice que la paz vence la ansiedad porque va a guardar tu corazón de manera que cuando te proyectes hacia el futuro, lo hagas basado en la paz de Dios, y no en las imaginaciones incorrectas que tu mente quiere crear.

Como tú trabajes con tu ansiedad revela tu corazón, lo que hay dentro de tu corazón, revela la posición, la condición de tu corazón. Tu reacción durante la ansiedad es una ventana a tu corazón. Lo que muestras es lo que hay en tu corazón, tus prioridades, lo que hay dentro de ti.

“19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. 22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23 pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? 24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” Mateo 6:19-34

Vemos varias premisas en estos versos: No hagas tesoros en la tierra, sino en el cielo; no puedes servir a dos señores; lo que tú miras te contamina. Y añade: Por tanto, no te afanes. Y continúa hablando de la ansiedad económica. La forma en que tú trabajas con la ansiedad revela tu corazón. Y en el libro de Mateo nos habla de tres cosas que tú tienes que arreglar y que te ayudan a tener paz en el área de las finanzas:

¿Dónde tú estás haciendo tesoro?
¿Dónde tú has estado mirando?
¿Quién es tu Señor?
En otras palabras, te dice que el que tiene tesoros en el cielo, el que está mirando lo correcto y el que el dinero no es su Dios, no tiene que vivir en ansiedad. Pero si tienes ansiedad es porque a lo mejor no has hecho tesoros en el cielo, has estado mirando lo incorrecto, o has hecho del dinero tu Dios. No haces del dinero tu Dios cuando tienes abundancia, sino cuando en medio de los problemas no puedes confiar en que Dios te va a proveer. Dios es más grande que tu trabajo, que el dinero; y Él te dice: No tengas afán.

Lo primero que produce ansiedad son los tesoros en la tierra porque ahí se corrompen, se devalúan. Ves los mercados caer, y te desesperas. Pero si tú tienes tesoros en el cielo -que se hacen con tus oraciones, tus confesiones, con tus ofrendas, tus semillas, con tu generosidad al necesitado – pero si tú tienes tesoros en el cielo, aunque en el mundo natural se vacíe el banco, tú sabes que Dios va a proveer. Las semillas que tú has sembrado en el mundo espiritual tienen que dar resultado porque allá arriba no se pierden, no se dañan.

Si prestas atención a las malas noticias que se te presentan a lo largo de todo el día, dentro de ti habrá tinieblas. Te preguntas por qué estás tan deprimido, pero si lo que estás viendo son malas noticias, no puedes esperar otra cosa. Si tu ojo está en el lugar correcto, habrá luz. Tu ojo tiene que estar en el lugar de la palabra.

La ansiedad revela en quién tú has creído. Si tu Dios es el dinero, sientes ansiedad, preocupación, y te mantienes atado, amargado y frustrado por lo que no tienes, por lo que te falte o lo que pudiera llegar a faltarte. Pero los que le servimos a Dios, lo que tenemos a Dios como nuestro Dios realmente, no estamos afanados porque lo conocemos.

Este es el momento de demostrar en quién tú has creído, que tú has creído la Palabra. Si tú hoy estás seguro de que has hecho tesoros en el cielo, no tienes por qué tener ansiedad.
DIOS ES NUESTRA FORTALEZA!

Autor: D.R.A.

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