Conquista tu felicidad en Cristo

“6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. 7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:6-9

Creemos contigo que Dios va a estar contigo dondequiere aque tu vayas. Lo primero que queremos declarar sobre tu vida es que tu tiempo de espera ya terminó. El tiempo de dar vueltas en el desierto terminó. Llegó el momento de poseer todo aquello por lo que tú tanto has estado esperando, todo aquello por lo que tú has sido fiel. Llevas tiempo siendo fiel a Dios, creyéndole a Él, pero al mismo tiempo, llevas tiempo dando vueltas en el mismo lugar. Y no se trata de tu fidelidad a Dios o de su fidelidad hacia ti, sino de las circunstancias que estabas viviendo; había cosas que tenían que acabarse, tenían que terminar. Josué no podía poseer la tierra, hasta que Moisés no muriera, hasta que aquel pueblo no terminara. Por lo tanto, no era que Josué no haya sido fiel, o que Dios no lo fuera. Te has estado cuestionando si es que no has estado bien con Dios, si no has estado haciendo las cosas correctas o que Dios se ha olvidado de ti; pero no. Es que hay cosas que tienen que morir, que tienen que terminar, que tienen que completarse para que se abra la puerta que Dios tiene para tu vida.

Hoy declaramos que ya el tiempo de espera terminó, el tiempo de dar vueltas en el desierto se acabó, la pregunta es si tú eres capaz de esforzarte una vez más y de ser valiente y a treverte a hacer lo que antes no te habías atrevido a hacer para poseer la tierra que Dios te ha prometido. Tu tiempo de espera terminó. Tú vas a entrar y vas a poseer la tierra.

En la vida de Josué, vemos la importancia de esforzarte y ser valiente. Josué podía ser como cualquier tipo de cristiano, quejándose y llorando frustrado ante Dios porque no entiende las cosas que están pasando en su vida, porque no entiende por qué sigue dando vueltas en el mismo lugar, por qué lo que Dios le había prometido se ha tardado tanto tiempo. En esta etapa crucial donde Josué ahora puede poseer lo que Dios le había dicho, lo único que Dios le dice es: Esfuérzte y sé valiente. Haz un poco más allá de tus fuerzas, atrévete a hacer lo que no te habías atrevido a hacer, llegó el momento de conquistar. Parece retórico que Dios le diga eso a Josué porque si algo caracterizaba a Josué, eran estas dos cosas, el esfuerzo y la valentía. En una ocasión, Josué estaba batallando con los amalecitas, y el sol iba bajando, y Josué mandó que el sol se detuviera, y el sol se detuvo porque Josué no quería irse de aquel lugar sin acabar con todos sus enemigos. Así que, si alguien sabía esforzarse era Josué, si alguien sabía trabajar hasta lo último y completar la tarea, todo lo que Dios le había dicho, era Josué. A ese hombre, Dios le dice: Esfuérzate. En Números 13, vemos que Josué fue uno de los dos espías que dijo que Israel sí podía vencer a los gigantes de la tierra prometida. Por esa razón, aunque todo el pueblo pereció en el desierto, Josué y Caleb fueron los únicos que eventualmente poseyeron toda la tierra. Si algo el creyente tiene que demostrar todo el tiempo en su vida, es esfuerzo y valentía.

Cuando la palabra del Señor dice en Apocalipsis 21… al principio del libro de Apocalipsis, Dios les está hablando a las iglesias, diciendo: Al que venciere, le daré una corona, al que permanezca firme. Y en el capítulo 21, concluye diciendo:

“6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” Apocalipsis 21:6-8

Las cosas no las hereda cualquier persona, sino todos los que vencen. Ese verso 8, enlista a los que tendrán parte en el lago de fuego y azufre, y la lista es encabezada por los cobardes e incrédulos. Dios trata al fornicario al mismo nivel que un cobarde, que un incrédulo. Tú no puedes vivir en el Señor, si no es a través de tu esfuerzo. Los que vencen son los que heredan.

La gente piensa que las promesas de Dios se te dan, se te regalan, pero hay que conquistarlas, luchar por ellas, esforzarse, trabajar; hay que hacer algo en esta vida y hay que hacerlo con valentía, hay cosas que hay que arriesgar, cosas que dejar atrás, atreverse a hacer cosas que antes no te habías atrevido. Hasta que tú no enfrentes el mundo con valentía y con esfuerzo no puedes heredar las promesas, no estarás en el listado de aquellos que tendrán la victoria.

Por eso hoy, únete a los que creemos que se terminó el tiempo de espera; se acabó el tiempo de dar vueltas en el desierto. Pero esto es solo para valientes, para gente esforzada que dice: Este es mi tiempo para poseer la tierra prometida, y lo voy a enfrentar con valentía, con esfuerzo, y lo voy a hacer una vez más.
DIOS ES BUENO!!

Autor: D.R.A.

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